¿La tercera guerra mundial ya llegó?

Lunes, 18. Agosto 2025
¿La tercera guerra mundial ya llegó?

El pasado lunes 4 de agosto Rusia anunció que ponía fin a su moratoria en materia de misiles de corto y mediano alcance. Una decisión que llegó tres días después de la orden emitida por Donald Trump de posicionar dos submarinos con capacidad nuclear cerca de Rusia.
En la etapa previa Estados Unidos había decretado una guerra comercial y la culminación de la globalización, implicando el fin del mundo unipolar y de su reinado al frente mismo, provocado por la caída de la producción manufacturera norteamericana y la penetración industrial, comercial y financiera de China. 
Este cruce de intimidaciones, a su vez, vino provocado por un enfrentamiento entre Trump y el vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, Dimitri Medvédev, quien había amenazado con utilizar el arsenal nuclear de su país para defender su territorio ante posibles amenazas.
La decisión despierta interrogantes sobre cuál puede ser el alcance de la misma y si ésta puede llevar a una escalada nuclear. 
Cabe recordar que, previamente, Estado Unidos había abandonado el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, y que esto fue lo que llevó a Rusia a actuar recíprocamente.
Aun así, lo más probable es que este choque no conduzca a una escalada nuclear, aunque nadie puede descartar un enfrentamiento con armas “convencionales”.  Rusia siempre ha sabido que lo que la diferenciaba de otros países con su mismo desarrollo es la tecnología y el poderío militar heredados de la URSS. Sin embargo, al calor de la guerra de Ucrania, se pudo observar que este poderío militar estaba atrasado en ciertas áreas frente a las fuerzas de la OTAN, lo que impulsó a Rusia a recuperar terreno, a pesar de las sanciones económicas y del bloqueo dispuesto por Estados Unidos y Europa.
Actualmente la OTAN, en su conjunto, cuenta con una fuerza militar considerablemente mayor que Rusia, con más de 3 millones de efectivos en comparación con los 1,3 millones de Rusia. Sin embargo, la industria armamentística rusa ha aumentado considerablemente, en especial en la producción de municiones, tanques, artillería, drones y misiles, superando la producción de los países del Atlántico Norte en algunas áreas. 
Por su parte, la OTAN tiene una ventaja en términos de despliegue y logística debido a su red de bases dispuestas por toda Europa, mientras que Rusia enfrenta dificultades geográficas y logísticas debido a su vasto territorio.
En otro plano, la OTAN, aunque diversa, basa su acción en la cooperación y la defensa colectiva, lo cual dificulta las decisiones de mando unificado, mientras que Rusia opera con una estructura de mando centralizada que le da agilidad a lo decidido.
Este último aspecto es relevante ya que una condición para la guerra es la formación y unificación de bloques de países beligerantes, y es aquí donde precisamente se encuentra uno de los mayores problemas de la OTAN, en la medida que las disputas políticas, ideológicas y económicas entre diferentes países europeos, por caso Inglaterra, Francia y Alemania, y entre Europa y Estados Unidos, transcienden las ventajas militares de “ordene y obedezco” y abren interrogantes sobre la homogeneidad de la alianza militar; algo que provoca más dudas que certezas a la hora de pasar a la acción directa.
Sumado a esto, el despliegue de Estados Unidos rebasa los límites de Europa y el enfrentamiento directo o “proxy” con Rusia, lo cual torna el tablero más complejo. El “frente oriental” donde la mayor aspiración norteamericana es derrotar sin grandes pérdidas a China, implica articular decisiones y acciones con países como Australia, Filipinas, Japón y Corea del Sur, lo cual parece difícil por el momento, dada justamente la presencia de China, un país tan gigante como Rusia, también con mando unificado, con capacidades militares de gran potencial tanto en tierra, aire, agua, como espacial, para quien las provocaciones vía Taiwán parecieran no perturbar.
Sumado a esto, Estados Unidos se encuentra empantanado en escenarios con fuerte rechazo popular, como en el cercano oriente, donde muchos países, como Yemen, se están atreviendo a desafiar la arrogancia genocida del sionismo, especialmente tras el despliegue militar de Irán.
Como contrapartida, se evidencia un bloque más integrado política, económica y militarmente. Se trata de Rusia, China, Corea del Norte, distintos países de Asia Central, Irán, varios países de África subsahariana, Sudáfrica, y también Cuba socialista y algunos estados tradicionalmente “distinguidos” como el patio trasero yanqui, como Brasil, Colombia, Venezuela y Nicaragua cuyas preferencias lejos están de corresponder a la prepotencia yanqui.
Este contrapunto no es casual. A esta altura de la historia el imperialismo yanqui implica parasitismo financiero y saqueo, no sólo para los países a los cuales somete de ordinario, sino a sus socios más directos, como Canadá y las naciones de Europa, a quienes impone barreras arancelarias, exige elevar el presupuesto militar para comprar armamento norteamericano y reclama inversiones productivas en la alicaída economía yanqui. Como contrapartida, China ofrece inversiones, desarrollo e integración comercial teniendo como punto de referencia a los BRICS y a un conjunto de naciones alineadas con dicha propuesta. Simultáneamente, China gana simpatías y adeptos a la denominada iniciativa de la ruta y la franja que promueve la paz y el desarrollo mundial, lo que tiende a brindar bienestar a las personas de todo el planeta y que ahora pretende conectar los dos extremos de Eurasia: el dinámico círculo económico de Asia Oriental con el círculo económico desarrollado de Europa y promover una acción similar entre América y Asia a través del Pacífico.
Para decirlo de manera sintética: estamos asistiendo a un choque entre dos expresiones del capitalismo en su actual etapa imperialista: la de la producción y la integración a través del comercio, y la del parasitismo y el arancelamiento al intercambio comercial. Se trata de procesos de similar naturaleza pero que en su desarrollo no pueden coexistir de manera pacífica. Ese es el sustrato de una guerra en ciernes y contra la cual nos debemos manifestar.
Jorge Díaz 

Lunes, Agosto 18, 2025 - 09:45

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