El 8 de octubre de 1967 cae en combate Ernesto Che Guevara. En esta ocasión, a 51 años de su muerte, reproducimos partes del Discurso de Argel, brindado 24 de febrero de 1965 en el 2do... Ver más
Un punto de inflexión en la Historia

Se celebra este mes el 80 aniversario del triunfo del pueblo chino sobre la invasión japonesa en 1945, un acontecimiento fundamental que no solo marcó el fin de una cruenta guerra imperialista en suelo asiático, sino que también selló el ascenso irreversible de la Revolución China bajo la guía del Partido Comunista.
En el marco de un proceso de reparto del mundo entre las potencias imperialistas, el Imperio japonés invadió China a comienzos de la década de 1930. La ocupación de Manchuria en 1931 y la masacre de Nankín en 1937 fueron solo algunos de los hitos de un proceso en el cual las fuerzas japonesas cometieron todo tipo de crímenes aberrantes contra la población china.
El partido gobernante chino era el Kuomintang, de ideología nacionalista burguesa, que bajo la conducción de Chan Kai shek había profundizado su orientación anticomunista. Más preocupado por aplastar al movimiento popular que por resistir al invasor, con la ocupación japonesa mostró su bancarrota política.
En contraste, el Partido Comunista organizó la guerra de resistencia aplicando la estrategia de guerra popular prolongada. La victoria de 1945 fue la consecuencia de años de organización popular, de sacrificio en los campos y ciudades y de dirección política firme.
De la Liberación al tránsito hacia el Socialismo
La victoria contra Japón abrió una nueva etapa en las contradicciones internas, cuyo centro pasó a ser la confrontación directa entre los comunistas y el Kuomintang. La guerra civil que estalló en 1946 fue la continuación inevitable de la lucha de clases en el país. La experiencia de la resistencia había forjado la legitimidad revolucionaria del Partido Comunista. Cuando en 1949 Mao Tse tung proclamó la República Popular fue la culminación de una acumulación política, social y militar que tuvo en 1945 un punto de inflexión.
Los primeros años de la República Popular representaron uno de los procesos más audaces de transformación social en el siglo XX. La reforma agraria, la nacionalización de sectores estratégicos, la planificación económica, la extensión de la educación y la salud, la incorporación de la mujer a la vida social y productiva: no se trataba solo de modernizar la nación, sino de romper con siglos de atraso feudal y con la subordinación al imperialismo. La consigna “el pueblo chino se ha puesto de pie” reflejaba no solo una afirmación nacional, sino una conquista de clase.
Cuando en la década del ’60 el PCCh rompió relaciones con su par soviético para denunciar la deriva revisionista de la URSS, el proletariado chino se posicionaba en el lugar de vanguardia que otrora había ocupado la gran nación revolucionaria de Lenin y Stalin. Durante ese proceso tuvo nacimiento, entre otros, nuestro partido, fundado como Vanguardia Comunista.
Del socialismo al revisionismo
Sin embargo, la década del ’70 mostró los límites objetivos en la estrategia para la construcción del socialismo, dados por los magros resultados del “Gran salto hacia adelante”. Esa fue la base material para el florecer del revisionismo en versión china, proceso dirigido por Deng Xiao ping tras la muerte de Mao, cuando se impuso una línea de “reforma y apertura” que modificó sustancialmente la orientación del proceso revolucionario.
El “pensamiento de Deng” tenía todos los tópicos del revisionismo:
-. Introdujo las “cuatro modernizaciones” que se tradujeron en restauración parcial de la propiedad privada y apertura a capitales extranjeros.
-. Fomentó la creación de nuevas capas de empresarios enriquecidos y nuevas desigualdades sociales.
-. En lugar de afirmar la lucha de clases como principio rector, la sustituyó por la búsqueda del crecimiento económico como objetivo en sí mismo.
En palabras del propio Deng: “no importa el color del gato mientras cace ratones”. El pragmatismo de esta frase representa en realidad la despolitización de la economía y la subordinación del socialismo a criterios de eficacia capitalista.
¿Qué esperar del “gigante asiático”?
El triunfo contra Japón fue celebrado por las autoridades chinas junto a los líderes de varios países, con los que se estuvo discutiendo una “nueva multipolaridad” en el marco de la reunión de la Organización de Cooperación de Shangai. También fue parte de los festejos un imponente desfile militar. Con estas iniciativas, China muestra en qué condiciones está para discutir de igual a igual con EEUU, en medio de una guerra comercial que recrudece en el marco de la crisis del capitalismo imperialista.
Amén de sus vaivenes ideológicos, el Partido Comunista de China tuvo un rol de primer orden en ese proceso por el cual en 80 años la nación asiática pasó de ser un país mutilado por la disputa interimperialista a una potencia económica, científica y tecnológica. La iniciativa privada se desarrolla en el marco de la planificación y el control político del PC. A esto se le da en llamar, “la vía china al socialismo”, o el “socialismo con características chinas”. Como oportunamente señalara Stalin, aclarar el tema de las “particularidades nacionales” en la construcción de un proyecto socialista es un germen de desviación: el marxismo - leninismo es una guía para la acción en condiciones histórico - sociales concretas (y no una “fórmula de pensadores europeos” como pretenden sus detractores), con lo cual va de suyo que las particularidades nacionales son una determinación a considerar. Se trata de un énfasis que más que aclarar, oscurece.
En el caso de la China actual, los marxistas - leninistas debemos ser rigurosos en el análisis de las relaciones de producción y la naturaleza de clase del Estado. En lo interno, las diferencias entre las condiciones de vida de la élite empresaria y dirigencial por un lado y las masas trabajadoras por otro, y entre el campo y la ciudad, distan bastante del ideal socialista. En lo externo, la exportación de capitales, la explotación de materias primas, la instalación de bases militares, dan cuenta de una relación desigual con las naciones dependientes -aunque no con la brutalidad acostumbrada por el imperialismo yanqui y europeo- en donde la geopolítica se impone por completo por sobre la solidaridad internacionalista.
El desarrollo de la tendencia a una guerra mundial hace que el debate sobre China cobre una relevancia de primer orden: ¿se trata de una potencia imperialista en ascenso o de un país socialista que degeneró hacia el revisionismo?
La discusión está en curso. Nuestro partido la desarrollará en fraterno debate con las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas del mundo, reivindicando a los héroes de la Liberación y el legado de los revolucionarios dirigidos por Mao, pilares en la construcción de un proyecto que tenga como horizonte la lucha por el comunismo.
Leana Ambriz
Notas relacionadas
-
-
El 7 de noviembre de 1917 las masas obreras y campesinas, con los bolcheviques dieron comienzo a la primera Revolución Socialista. Se la conoce como “Revolución de Octubre” ya que en dicho... Ver más
-
El 9 de septiembre de 1976 fallecía el líder revolucionario chino Mao TseTung. El Partido Comunista Chino y el Ejército Popular de Liberación, conducidos por Mao, dirigieron la revolución... Ver más