Reproducimos a continuación el comunicado difundido por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia de CABA sobre el decreto de autogobierno de las FF.AA.:
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No estamos hablando del Covid-19. El dato apareció en el informe que presentó hace unos días el Ministerio de Seguridad de la Provincia. En la provincia de Santa Fe, más del 40% de los heridos por arma de fuego son menores de 25 años y, si estiramos la edad a 35 años, el 70%. La mayoría de éstos son varones.
Estos datos solo vienen a dar una prueba numérica de que es lo que viene sucediendo hace años en Rosario con la juventud: una ciudad que tiene a los jóvenes de los barrios como mano de obra para el narcotráfico ante la imposibilidad de conseguir trabajos dignos y estables. Como salida más rentable, siempre está la oferta de ser soldadito de búnker. Esta dinámica va en consonancia con los 100 homicidios producidos por arma de fuego que lleva la ciudad en estos 5 meses, de la misma forma que el año anterior llevaba 88 para esta fecha y en el 2018 la cifra ascendía a 108. Números que no bajan hace años, y donde la respuesta de militarizar a los barrios no resuelve nada, sino que los profundiza. La policía es parte del entramado del narcotráfico, brindando soporte armamentístico y liberando zonas para que el narcotráfico gane terreno en los barrios más pobres. Además cumple su rol con respecto al Estado, por eso la política de militarizar a los barrios no es la adecuada para resolver el problema de la pobreza, sino que viene a reprimir las expresiones de bronca que crecen frente al hambre, la muerte sembrada por el narcotráfico y la falta de perspectiva para una vida digna.
Estos problemas tienen que ver con una crisis social y económica que la pandemia profundizó pero que no generó, y a la cual los jóvenes deben ponerle el cuerpo.
Los jóvenes tienen derecho a estudiar, a capacitarse en oficios, como también a tener un trabajo digno y estable. Pero el Estado y los gobiernos de turno no lo están resolviendo y tampoco parece preocuparles demasiado visto las políticas destinadas para luchar contra la raíz del problema. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) lanzado durante el aislamiento social y obligatorio, aunque haya ayudado en gran parte a muchas familias, no deja de ser un paliativo frente a un problema de la juventud en Argentina que es estructural a este capitalismo dependiente, y por lo tanto como respuesta del Estado y de este gobierno es limitada.
La juventud es un sector importante de la pobreza, como también es presa fácil para el narcotráfico. Si el gobierno prioriza el pago de la deuda externa, ilegítima y fraudulenta en vez de poner esa plata al servicio de la resolución de un problema estructural como lo es la pobreza y la falta de perspectiva de una vida digna para la juventud, es porque en definitiva no le interesa resolverlo.
Le toca a la juventud tomar como propia la salida de la organización y la lucha por sus derechos básicos, como también por la de un proyecto revolucionario que erradique la pobreza de la Argentina de una vez por todas. Por eso las ollas populares, las copas de leche, la ayuda en comedores, como también los cortes de calle y/o rutas que vienen protagonizando los jóvenes de los barrios, son los puestos de lucha a tomar para que el narcotráfico y la pobreza se dejen de llevar sus vidas.
Eldan
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