La muerte a manos de la policía del joven negro Freddie Gray desató una ola de importantes protestas a lo largo de Estados Unidos. El presidente Obama intentó tapar el sol con las manos,... Ver más
La lucha de los pueblos frente a la COP 30
Del 6 al 21 de noviembre sesionará en la ciudad de Belem -norte de Brasil- la Conferencia de la ONU sobre cambio climático, la COP 30. El tema de la cumbre será la transición energética. Bajo ese título, representantes de las potencias imperialistas, de empresas multinacionales y de fundaciones a su cargo trazarán los ejes respecto de la explotación de los recursos naturales, en especial aquellos que, como el litio, tienen una gran importancia para las tecnologías actuales. A la par de estos intereses, las burguesías de los países dependientes buscarán su lugar bajo el sol del saqueo imperialista, todo ello amenizado con discursos progresistas y de inclusión. El problema del cambio climático no puede quedar en manos de estos intereses. Entendiendo esto, colectivos militantes de todo el mundo se darán cita en Belem para impulsar contracumbres y espacios de deliberación popular que orienten líneas de acción para la lucha de los pueblos por su bienestar. Allí estará interviniendo la Liga Internacional de la Lucha de los Pueblos (ILPS). Presentamos a continuación un extracto del material colaborativo elaborado por el Capítulo Argentina de la ILPS, que consta de siete artículos que tratan de la problemática ambiental, energética y productiva en Argentina y otros países sudamericanos, y que será presentada por la delegación que viajará a Brasil.
El término “energía” proviene del griego antiguo “enérgeia”, que se compone de en- (en) y érgon (obra, acción, trabajo). En su sentido original, enérgeia significaba “actividad”, “operación”, “fuerza de acción” o “fuerza de trabajo”. Fue Aristóteles quien popularizó el término enérgeia en su filosofía.
La energía es la capacidad de un cuerpo o sistema físico de realizar un trabajo; etimológicamente, la palabra «energía» proviene del griego ἐνέργεια(enérgeia), que significa actividad. La energía y el trabajo, como magnitudes de la física mecánica, se encuentran íntimamente relacionadas, forman un par dialéctico, así que no pue¬den entenderse como magnitudes separadas.
En el universo, todo cambio es posible únicamente ante la presencia de energía, por eso podríamos hablar de ella como la moneda de cambio universal. La misma tiene ciertas leyes que se nos imponen y al menos dos de ellas son fundamentales y clave a la hora de entender los desafíos de cualquier transición energética.
La primera ley refiere a la conservación de la energía: La energía no se crea ni se destruye, solo puede transformarse. La segunda ley habla de que cada transformación implica obligatoriamente una degradación del nivel de concentración y calidad de la misma, es decir una merma de su capacidad de producir trabajo útil. Estas son la primera y segunda ley de la termodinámica.
Desde una mirada antropológica, o centrada desde el punto de vista humano, ve¬mos que hay dos fuentes de energía diferente: La endosomática y la exosomática. Aquella que se encuentra dentro y aquella que se encuentra fuera de un organismo vivo.
En cuanto a la energía endosomática, es decir aquella que es sintetizada por la digestión de alimentos en el interior del cuerpo humano, podemos ver cómo se relaciona de manera directa con el concepto de “fuerza de trabajo”. La energía exosomática se relaciona con el desarrollo de técnicas, herramientas, tecnologías y sistemas que permitan amplificar las capacidades humanas.
En ningún momento desde el comienzo de la historia de la humanidad la energía exosomática ha reemplazado de manera total a la energía producida y empleada de manera directa por el humano (fuerza de trabajo). La energía exosomática puede amplificar las capacidades de trabajo humano, pero nunca reemplazarlo, para que la energía exosomática pueda presentarse de manera tal en la que pueda emplear¬se dentro del modo de producción humano, este primero debe destinar esfuerzos para poder reunirla, así como también para desarrollar las tecnologías y maquinaria para emplearla.
El ser humano es el animal con mayores capacidades para transformar su entorno, producto de la capacidad de emplear de manera inteligente su fuerza de trabajo. Esta capacidad no se explica ni se desarrolla de manera individual, sino que está siempre dada de manera histórica y social. En esa historia ha pasado por diferentes estadios, niveles de desarrollo de las fuerzas productivas relacionados con el tipo de organización social que se ha dado para garantizar la producción de los medios de vida, es decir, para la reproducción de la vida humana. Historia que, por supues¬to, está atravesada por conflictos y choques de intereses tanto entre sociedades con diferentes niveles de desarrollo como hacia el interior de cada sociedad. Es allí donde surgieron los primeros antagonismos entre sectores productivos o clases sociales.
En los albores de la vida humana en comunidad, y durante mucho tiempo, la ener¬gía producida y empleada directamente por el ser humano era prácticamente la única de la que aquellas sociedades disponían. Con el tiempo, el desarrollo permitió la domesticación del entorno inmediato con la aparición de los primeros signos de agricultura, y con ello seleccionar y promover de manera más eficiente el desarrollo de aquellas plantas que tenían mayor capacidad de almacenar y transferir energía solar. Con la domesticación de animales también aparece el empleo de energía por fuera de la fuerza de trabajo humana. Más adelante el molino y otros desarrollos como la rueda hidráulica, iniciaron un proceso aún más acelerado y exponencial que el acumulado por miles de años.
Detrás de una lógica que promovía la competencia para búsqueda de la acumu¬lación y el lucro individual, y en base a la imposición de la esclavitud asalariada con el fin de movilizar la fuerza de trabajo contenida en el naciente proletariado, el capitalismo posibilito un desarrollo completamente vertiginoso en las mas amplias esferas productivas y así también la demanda de energía aumento drásticamente. El desarrollo de la técnica para el almacenamiento y empleo de energía con la invención de la máquina de vapor primero, y sobre todo más adelante con el em¬pleo de los combustibles fósiles, se convirtió en un factor clave para, posibilitar un desarrollo mundial a una escala mucho mayor en consonancia con la naturaleza expansiva de este sistema que para subsistir debe crecer constantemente. De esta manera la energía, al igual que la fuerza de trabajo y el conjunto de lo producido por la actividad humana, pasa a transformarse en una mercancía donde su valor de uso queda completamente secundarizado respecto de su valor de cambio.
Los combustibles fósiles fueron generados a partir de la acumulación y compacta¬ción de la biomasa a lo largo de millones de años. Por ello esta fuente tiene una gran cantidad de energía contenida y de alta calidad. Para graficar la magnitud de este problema y el por qué hay que entender a esta fuente de energía como una de las más difíciles de renovar, al menos desde una escala temporal humana: Un litro de combustible es el resultado acumulado de unas 23,5 toneladas de material or¬gánico antiguo depositado al fondo del océano. El combustible fósil total consumido el año 1997 era el equivalente de toda la materia vegetal que creció en la superficie de la Tierra y en todos los océanos a lo largo de 422 años.
Si pensamos que desde 1980 a esta parte el empleo de esta fuente de energía se duplicó en cantidad, es justo decir que estamos yendo en una deriva cada vez más acelerada en el agotamiento de este recurso y literalmente quemando en un suspiro lo que lleva millones de años acumulándose en el planeta. Su empleo va desde combustible para automóviles y maquinarias, gas natural tanto para uso doméstico como para la gran industria, producción de plástico con usos de los más variados, fertilizantes para el agro, y muchos más.
Pero desde luego que el acercamiento a un periodo de agotamiento de este recurso es sabido ya hace tiempo por parte de las grandes corporaciones. Desde finales de la década del 80 hacia acá, cada vez se hace más difícil dar con nuevos yacimien¬tos y al mismo tiempo hay que emplear cada vez los métodos convencionales son menos efectivos para poder concretar la extracción.
La experimentación con nuevas fuentes de energía y el desarrollo de la tecnología necesaria para emplearla de manera efectiva ha posibilitado en diferentes momen¬tos de la historia humana un desarrollo acelerado de las fuerzas productivas en su conjunto. Pero al mismo tiempo también, como lo demuestra el caso de los com¬bustibles fósiles, genera un incremento vertiginoso de la demanda de estas fuentes. Pero este esquema ya no se puede sostener.
La merma en el descubrimiento de yacimientos de fácil disponibilidad y la caída de la tasa de rendimiento energético en este sector hace que las grandes corpora¬ciones desvíen su mirada hacia otras posibles fuentes de energía. Si bien algunas fuentes alternativas como los combustibles de origen agro-industrial como el bio¬diesel toman parte de la agenda, las baterías de litio se posicionan hoy como la principal protagonista en la sala y ello pone a nuestra región en el ojo de la tormenta. No solo por las reservas concentradas en el llamado “triángulo del litio”, sino que por sobre todas las cosas por la voracidad que hay sobre él por parte de los grandes capitales concentrados.
Notas relacionadas
-
-
El pasado 5 de agosto, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump decretó mediante una orden ejecutiva, un “embargo económico total” contra Venezuela. "He determinado que es necesario... Ver más
-
Periódicamente, la realidad venezolana alcanza grados de confrontación tales que dan la sensación de aproximarse a un desenlace inminente de la crisis que atraviesa. Llegado a este punto, la... Ver más


























