Guaraní, la historieta de una guerra

Jueves, 11. Septiembre 2025
Guaraní, la historieta de una guerra

A 155 años del final de la Guerra del Paraguay, una lectura recomendada de agosto, mes en que se conmemora el día de las infancias en Argentina y Paraguay.


En más de siglo y medio desde la Guerra de la Triple Alianza, la historiografía argentina ha revisado en distintas épocas la tradición impuesta por la visión liberal que responsabilizaba del conflicto al Paraguay y señalaba en Francisco Solano López y en la invasión de Corrientes el casus belli del conflicto que desangró al país hermano, abriéndose paso hacia otras perspectivas en las que se consideraba el panorama continental, el rol de las intrigas políticas internas de los Estados involucrados y la decisiva intervención del Imperio Británico para ahogar en fuego un mal ejemplo para el resto de las emergentes naciones latinoamericanas. 

Diego Agrimbau y Gabriel Ippoliti retoman algunos de estos debates para exponer en su historieta Guaraní la crudeza del contexto de la invasión aliada del Paraguay, narrada desde la experiencia límite de un extranjero:
Pierre Duprat, fotógrafo francés, llega a Paraguay en el invierno de 1869 para retratar a las hermosas jóvenes de la tribu guaraní. Pero durante su viaje, se encuentra con una de las batallas más crueles de la historia: la Batalla de Acosta Ñu. Es el final de la Guerra de la Triple Alianza, que enfrenta a Brasil, Uruguay y Argentina contra Paraguay. No quedan hombres adultos con vida en Paraguay, pero el mariscal Francisco Solano López no está dispuesto a rendirse. Decidido, crea un ejército de niños para intentar detener a las tropas enemigas. Tres mil niños paraguayos se enfrentan a 20.000 soldados brasileños y argentinos. La matanza tarda siete horas en completarse. Duprat, hombre práctico y algo cínico, llega a Sudamérica en busca de belleza exótica y natural, pero encuentra su límite cuando se enfrenta a una gigantesca tragedia humana. Y se da cuenta de que la fotografía también puede ser un acto de memoria.


Para 1869, momento en que se enmarca la historieta, la resistencia del ejército paraguayo había sido quebrada y los aliados ocupaban vastas porciones del territorio. A pesar de la movilización general y la falta de recursos materiales, acontecieron todavía episodios como Acosta Ñu, un 16 de agosto, en el que muchos de los niños “eran nativos guaraníes que no tenían idea de lo que estaba pasando y nunca habían visto un arma en su vida”. Al respecto, destaca que los autores no eluden el polémico y desesperado efecto que tuvo la orden de Solano López de que todo hombre, mujer o niño debía resistir hasta el final. Considerado “Héroe Máximo de la Nación” en el país hermano por su defensa heroica e intransigencia ante los intereses extranjeros, esta historieta opta por privilegiar el aspecto de ficción documental (quizás sobre la propia aventura) en una reconstrucción en la que las “fotografías” de la guerra no olvidan apuntar las ejecuciones sumarias por traición y las levas forzadas de aborígenes que vivían sus propios dramas y guerras en estos nuevos Estados americanos.

En su búsqueda por retratar la belleza natural americana, Duprat reconstruye una tragedia colectiva que alcanza su punto álgido hacia la segunda mitad del tomo, cuando entra en contacto con las familias guaraníes ocultas tierra adentro, a quienes alcanza la batalla. La decisión de tomar el hilo conductor de la fotografía como acceso a la construcción de memoria no escapa a cierta tradición de los testimonios gráficos que, desde el propio siglo XIX, complementaron el discurso de la “guerra justa” de la historia oficial, dado que emplea una estética realista (por momentos, necesariamente cruda) que emparenta estas viñetas con las conocidas pinturas de Cándido López o José Ignacio Garmendia, artistas-soldados que, pese a formar parte del ejército vencedor, no dejaron de plasmar la dimensión del drama humano vivido en aquellos años.

Una lectura recomendada para un mes en que coinciden los días dedicados a la niñez en Argentina y Paraguay. Acontecida esta «Batalla de los Niños» un 16 de agosto de 1869, el niño-héroe que murió defendiendo a su nación es parte fundante de la identidad nacional paraguaya, por lo que en esta fecha se realizan importantes festejos populares dirigidos a los niños y a las niñas, que rinden homenaje a los llamados “niños mártires de Acosta Ñú”, exaltando su heroísmo y su valor, llevándose a cabo también otras celebraciones de orden cívico, privado y religioso; tal es el caso de los espacios domésticos en los que se rememora, mediante ceremonias en altares o tumbas, a familiares que fallecieron en la infancia.

Publicada originalmente en Francia (la nacionalidad del fotógrafo de la ficción) en 2018, la edición argentina de Guaraní vio la luz tres años más tarde, en 2021, a cargo de la editorial Hotel de las Ideas en formato 23 x 17 cm, con 120 páginas a todo color, en el que sólo se incluye una breve mención del contexto de la «batalla» hacia el final de la historia, sin condicionar el argumento con prólogo o estudio preliminar que lo aproxime al ensayo histórico, para la presentación de un testimonio gráfico por sí mismo impactante.

Guillermo Sosa

Jueves, Septiembre 11, 2025 - 16:45

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