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Docentes | Preparar y profundizar la movilización

Coherente con las políticas de ajuste, el gobierno nacional primero provincializó la discusión salarial docente derogando por decreto la paritaria nacional, definida por una ley; segundo, intenta imponer un techo del 15% a las discusiones, en cuotas, sin cláusula de actualización y cuando la inflación esperada ya llega al 25%. Claramente la pretensión es continuar con el deterioro salarial, acumulativo con la pérdida del poder de compra de los sueldos iniciada en 2017.
La respuesta de los docentes llegó con el paro del 5 y 6 en el arranque de las clases. Convocado por la Ctera tuvo un alto acatamiento en Chaco y Santa Fe, Río Negro, Neuquén, La Pampa, Tucumán y Buenos Aires, entre otras provincias. La disposición de los docentes superó la escasa preparación promovida por la conducción ceterista, sobre todo si lo comparamos con las movilizaciones en el inicio del 2017.
Mientras, en la provincia de la gobernadora Vidal, se suma una campaña de cierres de escuelas y cursos, que en realidad constituyen despidos encubiertos ya que desde diciembre comienza el cese de docentes (por cuestiones de títulos y porcentajes de aprobación de materias de formación, etc.), cuestión que se da de manera individual, una vez terminado el ciclo lectivo e indiscriminadamente, dando poco margen a una acción colectiva. Los sindicatos respondieron con medidas legales e individuales, sin resultados positivos en la mayoría de los casos.
Simultáneamente, también en Buenos Aires, como ya ocurriera con los jardines y escuelas del Delta del Tigre, se lanza un cierre masivo de los Bachilleratos para adultos, que afecta a muchos sectores que quieren contar con el título para conseguir su ascenso en puestos de trabajo, adultos en situación de desocupación que aspiran a conseguir un puesto o salir del trabajo en negro y la “changa”, entre tantas otras situaciones de vulnerabilidad que esta política golpea dejando fuera a miles de adultos que se inscriben año tras año. En su reemplazo imponen otro plan llamado Bachillerato Juvenil (con solo cuatro materias, menos carga horaria y menos duración), solo para jóvenes hasta 18 años. Es decir menos escuelas, menos docentes, menos presupuesto para educación y los adultos trabajadores sin posibilidad de ascenso a través de la educación.
Este panorama, con sus matices, se reitera en el resto de las provincias. El ajuste y la rebaja salarial son los arietes de una política que apunta al desmantelamiento de la educación pública. La situación permanece abierta; demanda profundizar el debate y preparación de nuevas medidas para alcanzar un básico acorde con la canasta familiar y un aumento salarial similar a la inflación esperada. Es decir que más que nunca está en manos de los docentes, delegados y activistas robustecer las asambleas, el grado de organización desde las escuelas para superar a las direcciones vacilantes y que no van a llevar a la docencia al camino de la victoria, en defensa de la educación pública, estatal y gratuita.
Corresponsal
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