Expresamos nuestro repudio al intento de detención, inhumano e improcedente de Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo.
El mismo fue una acción que atropella a un símbolo que... Ver más
Las actividades impulsadas desde el kirchnerismo la pasada “semana de Mayo” terminan de consumar las intenciones del gobierno nacional respecto de que la contradicción “pueblo-fuerzas armadas” se disuelva en una pretendida reconci-liación a favor de las segundas.
En el desfile militar que acompañaba el traslado de sable de San Martín, la pre¬sidenta Cristina Fernández mencionó sin titubear una “reconciliación del pueblo con el Ejército sanmartiniano”. Dejando para otro momento la malversación del concepto de “sanmartiniano”, la bús¬queda persistente -ahora hecha discurso por cadena nacional- de una pretendida reconciliación con las fuerzas armadas, se viene denunciando desde los organis¬mos de derechos humanos consecuen-tes contra la impunidad y el olvido, hace ya varios años.
Diversas iniciativas del gobierno kirchne¬rista en la materia -desde las más abier¬ta y explícitamente reaccionarias hasta aquellas pretendidamente progresistas-vienen avanzando en este sentido. Es así como desde el propio frente de los derechos humanos, distintos mojones dan muestras de que ya no quedan in¬tenciones de progresismo, ni de doble discurso para este gobierno en retira-da, que al final del camino lo que queda como figura es un Milani y no Hebe de Bonafini.
Para enumerar aquellas que sobresalen tenemos la sanción de la Ley Antiterro¬rista en el año 2011 y poco después se destapa Proyecto X, espionaje ilegal a luchadores políticos y sociales durante esta administración.
Otra de las verdades del modelo fue la de poner a un milico como Berni a cargo de la seguridad interna. En este período se traduce y se explica la necesidad de proteger un modelo de ajuste y repre¬sión, como lo demostraron sus sobre¬actuaciones en la Panamericana -espe¬cialmente durante el 2014- reprimiendo a trabajadores fabriles que enfrentaban suspensiones y despidos con ocupacio¬nes y cortes.
Desde que asumió el kirchnerismo en plena crisis social y política post rebelión popular del 2001 abarcó la tarea de in¬tentar quebrar el campo popular; una de las herramientas de la que se valió para consumarlo, fue el intento de apropiación de la bandera de derechos humanos.
En este sentido, a la par de sostener jui¬cios que garantizan la impunidad para la mayor cantidad de genocidas que aún quedan libres -y que van a morir impu¬nes-; sostuvo una ofensiva, en el terre¬no de las ideas, intentando despojar a la generación del 70 de la revolución por la que dieron su vida.
En la tarea histórica que le tocó al kirch¬nerismo de cerrar la crisis política abierta en el 2001, necesitó expropiar discurso y tergiversar la verdad sobre la pelea real de los compañeros del campo popular detenidos y desaparecidos, miembros de organizaciones revolucionarias, mili-tantes populares, con ideas de izquierda, nacidas y forjadas en la Argentina del Cordobazo y el Viborazo.
Para poder sostener su relato, se valió de algunas herramientas. Una de estas fue la disolución del Instituto Espacio para la Memoria en connivencia con el macrismo y su traspaso a la órbita de Nación. Esto le permitió al kirchnerismo seguir avanzando en su ofensiva con la desnaturaliación de los Centros Clan¬destinos de Desaparición y Exterminio, manipulándolos de acuerdo a su conve¬niencia; en una “resignificación” que bus¬ca clausurar la pelea contra la impunidad y traer olvido. El caso testigo fueron las remodelaciones realizadas en el casino de oficiales en ESMA. Hecho al cual des¬de un comienzo un amplísimo arco po¬lítico se opuso. El pasado 19 de mayo, la presidenta inauguró finalmente la des¬trucción de un capítulo de la historia, in¬terviniendo un CCDyE por donde se esti¬ma pasaron más de 5000 compañeros y que al día de hoy (hasta el 18 de mayo al menos) seguía siendo pieza clave en los juicios, ya que muchos sobrevivientes encontraban en sus pisos y paredes, la memoria y el recuerdo de lo allí sucedi¬do. Hoy estas paredes intervenidas con acrílicos y el piso de cemento tapado por una losa flotante dejaron de hablar. O hablan de banalización y reconciliación, de más impunidad garantizada desde el propio estado y el gobierno.
Al inicio del período, el gobierno bajó el cuadro del genocida Videla. Al final del período, -porque pase lo que pase en oc¬tubre del kirchnerismo y el discurso ya no habrá el mismo rastro- se abrazan con el genocida Milani. Esto es impunidad.
Vera Pérez
chnerismo la pasada “semana de Mayo” terminan de consumar las intenciones del gobierno nacional respecto de que la contradicción “pueblo-fuerzas armadas” se disuelva en una pretendida reconci-liación a favor de las segundas.
En el desfile militar que acompañaba el traslado de sable de San Martín, la pre¬sidenta Cristina Fernández mencionó sin titubear una “reconciliación del pueblo con el Ejército sanmartiniano”. Dejando para otro momento la malversación del concepto de “sanmartiniano”, la bús¬queda persistente -ahora hecha discurso por cadena nacional- de una pretendida reconciliación con las fuerzas armadas, se viene denunciando desde los organis¬mos de derechos humanos consecuen-tes contra la impunidad y el olvido, hace ya varios años.
Diversas iniciativas del gobierno kirchne¬rista en la materia -desde las más abier¬ta y explícitamente reaccionarias hasta aquellas pretendidamente progresistas-vienen avanzando en este sentido. Es así como desde el propio frente de los derechos humanos, distintos mojones dan muestras de que ya no quedan in¬tenciones de progresismo, ni de doble discurso para este gobierno en retira-da, que al final del camino lo que queda como figura es un Milani y no Hebe de Bonafini.
Para enumerar aquellas que sobresalen tenemos la sanción de la Ley Antiterro¬rista en el año 2011 y poco después se destapa Proyecto X, espionaje ilegal a luchadores políticos y sociales durante esta administración.
Otra de las verdades del modelo fue la de poner a un milico como Berni a cargo de la seguridad interna. En este período se traduce y se explica la necesidad de proteger un modelo de ajuste y repre¬sión, como lo demostraron sus sobre¬actuaciones en la Panamericana -espe¬cialmente durante el 2014- reprimiendo a trabajadores fabriles que enfrentaban suspensiones y despidos con ocupacio¬nes y cortes.
Desde que asumió el kirchnerismo en plena crisis social y política post rebelión popular del 2001 abarcó la tarea de in¬tentar quebrar el campo popular; una de las herramientas de la que se valió para consumarlo, fue el intento de apropiación de la bandera de derechos humanos.
En este sentido, a la par de sostener jui¬cios que garantizan la impunidad para la mayor cantidad de genocidas que aún quedan libres -y que van a morir impu¬nes-; sostuvo una ofensiva, en el terre¬no de las ideas, intentando despojar a la generación del 70 de la revolución por la que dieron su vida.
En la tarea histórica que le tocó al kirch¬nerismo de cerrar la crisis política abierta en el 2001, necesitó expropiar discurso y tergiversar la verdad sobre la pelea real de los compañeros del campo popular detenidos y desaparecidos, miembros de organizaciones revolucionarias, mili-tantes populares, con ideas de izquierda, nacidas y forjadas en la Argentina del Cordobazo y el Viborazo.
Para poder sostener su relato, se valió de algunas herramientas. Una de estas fue la disolución del Instituto Espacio para la Memoria en connivencia con el macrismo y su traspaso a la órbita de Nación. Esto le permitió al kirchnerismo seguir avanzando en su ofensiva con la desnaturaliación de los Centros Clan¬destinos de Desaparición y Exterminio, manipulándolos de acuerdo a su conve¬niencia; en una “resignificación” que bus¬ca clausurar la pelea contra la impunidad y traer olvido. El caso testigo fueron las remodelaciones realizadas en el casino de oficiales en ESMA. Hecho al cual des¬de un comienzo un amplísimo arco po¬lítico se opuso. El pasado 19 de mayo, la presidenta inauguró finalmente la des¬trucción de un capítulo de la historia, in¬terviniendo un CCDyE por donde se esti¬ma pasaron más de 5000 compañeros y que al día de hoy (hasta el 18 de mayo al menos) seguía siendo pieza clave en los juicios, ya que muchos sobrevivientes encontraban en sus pisos y paredes, la memoria y el recuerdo de lo allí sucedi¬do. Hoy estas paredes intervenidas con acrílicos y el piso de cemento tapado por una losa flotante dejaron de hablar. O hablan de banalización y reconciliación, de más impunidad garantizada desde el propio estado y el gobierno.
Al inicio del período, el gobierno bajó el cuadro del genocida Videla. Al final del período, -porque pase lo que pase en oc¬tubre del kirchnerismo y el discurso ya no habrá el mismo rastro- se abrazan con el genocida Milani. Esto es impunidad.
Vera Pérez
Expresamos nuestro repudio al intento de detención, inhumano e improcedente de Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo.
El mismo fue una acción que atropella a un símbolo que... Ver más
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