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Casting de alcahuetes I La misión del FMI decidió un nuevo desembolso tras la ronda con opositores

La misión del FMI encabezada por Roberto Cardarelli, Jefe de la División de América del Sur II en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y Trevor Alleyne, encargado de dirigir la sucursal del FMI instalada en el Banco Central, se reunió con distintos referentes opositores al gobierno de Cambiemos para decidir el futuro del país.
La misión del FMI encabezada por Roberto Cardarelli, Jefe de la División de América del Sur II en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y Trevor Alleyne, encargado de dirigir la sucursal del FMI instalada en el Banco Central, se reunió con distintos referentes opositores al gobierno de Cambiemos para decidir el futuro del país.
La suerte está echada. La visita de cortesía del FMI hacia fines de febrero a diferentes referentes de la oposición coincidió con las declaraciones del propio organismo y de diferentes operadores de Wall Street respecto de que tras las próximas elecciones -continúe el actual presidente o sea reemplazado por algún peronista moderado-, el futuro mandatario deberá profundizar el ajuste hasta alcanzar la meta del 1% de superávit fiscal para lo cual, si o si, deberán realizarse mayores ajustes y una segunda reforma previsional.
Durante la ronda, la misión concretó encuentros con el ex ministro de Economía Axel Kicillof, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el ex ministro y precandidato presidencial Roberto Lavagna.
Tales movimientos, generando dudas sobre la continuidad de Macri, provocaron el delirio de este último quien inmediatamente después, durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, llegó a afirmar, en un claro intento por disipar las incertidumbres, que durante su gobierno había crecido la economía y bajado la inflación.
Sin embargo, quien debía convencer al Fondo en el sentido de que se cumplirían las metas fiscales y el pago de la deuda no era precisamente Macri sino los potenciales reemplazantes. Resultado, cuando la misión del FMI concluyó sus visitas la misma terminó por autorizar otros u$s 10.700 millones correspondientes al desembolso de marzo.
Ahora, no sólo queda claro que el FMI tenía como objetivo realizar una serie de reuniones con miembros de los equipos económicos opositores y del propio gobierno para dar cierre a su decisión de prestar el dinero, sino que como resultado del mismo la Argentina se consolidó, según la BBC News, como el país más empeñado del mundo.
Vistas así las cosas y siguiendo el movimiento del organismo internacional no queda mucho por aventurar respecto del futuro de la economía: llevar el país a la asfixia para asegurar el pago tras un nuevo ciclo de endeudamiento contando para ello con el acuerdo garantista de los probables anfitriones de la Casa Rosada:
• Roberto Lavagna: pre candidato a Presidente, artífice en 2005 del canje de la deuda durante el gobierno de Néstor Kirchner, manifestó tras el encuentro que la deuda es impagable por lo que es necesario renegociar la misma sin romper con el FMI.
• Juan Manuel Urtubey: pre candidato a Presidente, afirmó que él no hubiera recurrido al Fondo, pero aclaró que en cualquier caso “se debe pagar”.
• Axel Kicillof: mentor del pago de la deuda al Club de Paris y a los Buitres durante el gobierno de su jefa, Cristina Fernández, proclive a generar recursos para “desendeudarse”, señaló tras la reunión con los representantes del FMI que durante el gobierno de Néstor Kirchner se "pagó la deuda que contrajeron otros y sin pedir prestado" y que ahora "sin un programa sustentable no hay crecimiento posible, por lo que se vuelve inviable el pago de los compromisos".
Dadas estas señales el FMI decidió seguir para adelante, con Macri o sin él, porque en lo inmediato todos juegan a la gobernabilidad, es decir, a que el desenlace sea ordenado, sin estallido social, sin un diciembre 2001, sin un “que se vayan todos”, contando para ello con interlocutores proclives, de una u otra forma, a pagar, tal como se hizo en el pasado.
Estos opositores al gobierno lloran sobre la leche derramada por Macri, pero nada más. Las medidas económicas de Cambiemos, que terminaron con el pedido de “ayuda” al FMI, fueron perfectamente planificadas para arribar, como el Titanic, no a un puerto seguro sino a un gigantesco iceberg.
A cambio de recibir desembolsos hasta totalizar u$s 56.300 millones, Macri se comprometió a lograr durante 2019 una reducción de $ 500.000 millones de déficit contando para ello con el apoyo de los gobernadores del PJ. Y la apuesta es ir por más durante 2020. Una vez que concluyan los desembolsos del FMI el futuro gobierno deberá sostener el ajuste sin recibir más que el 12% final de la “ayuda” (el último tramo): salud, educación, vivienda, salarios y jubilaciones, se someterán al “déficit cero”, mientras aumentan los montos destinados a pagar los intereses de deuda.
¿Logarán imponer el ajuste? Sin rebelión, sin insurrección, no habrá escapatoria.
Jorge Díaz
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