CABA - La lucha por la salud de la comunidad educativa

Lunes, 17. Mayo 2021

El jefe de gobierno Rodríguez Larreta y su ministra Acuña siguen firmes en su cruzada contra la educación y la docencia, obligando a que se dicten clases presenciales en medio de la segunda ola de Covid-19. 

Larreta y su banda quieren hacer creer que en las escuelas está todo bien. La disputa política con el peronismo es parte de lo que explica ello, pero no lo central. Detrás de la preocupación impostada por “los chicos” está la defensa del lobby de las corporaciones que lucran con la educación, que incluye desde las cámaras de escuelas privadas hasta fundaciones de grandes empresas locales y extranjeras, pasando por la Iglesia Católica. También hay un impulso al disciplinamiento de la docencia, recargando tareas en condiciones de trabajo cada vez peores. 

Pero la realidad es muy otra. Desde la vuelta de las clases, en CABA hay un trabajador de la educación muerto por semana. Cada día queda más claro que los protocolos no alcanzan para preservar la salud. La vacunación de docentes está estancada hace meses en el nivel inicial. Se pretende hacer volver a la escuela a quienes estuvieron dispensados por motivos de salud y les hayan aplicado una dosis, aun sabiendo que siguen con riesgo de contagio. A las complicaciones propias de este cuadro se suman las bajas temperaturas: ante ello el GCBA tiene el cinismo de enviar correos recomendando que docentes y alumnos se abriguen…

Una gran demostración

Este fue el caldo de cultivo de la gran huelga de dos semanas que protagonizó la docencia durante la segunda parte de abril. Si bien la misma no tuvo un acatamiento parejo durante toda su duración, fue una demostración contundente que suscitó la solidaridad de familias que decidieron no enviar a sus hijos a la escuela, y que puso en movimiento a las organizaciones estudiantiles, que a través de la coordinadora de secundarios impulsó un paro de estudiantes. Es decir, se trató de una gran movilización de la comunidad educativa encabezada por la docencia.

Los principales impulsores del paro fueron UTE y Ademys. Este último supo capitalizar el descontento que germinó en estos meses, promoviendo la movilización y la convocatoria a asambleas virtuales. Por su parte UTE, que en las primeras semanas aceptó la vuelta a clases a condición de que se cumplieran los protocolos -y fue reticente a llamar a medidas de fuerza-, cambió su discurso sobre la presencialidad al compás de la ruptura entre Alberto Fernández y Larreta. Hasta ese momento, la conducción kirchnerista venía cosechando el repudio de su propia base por una inacción casi cómplice.

Luego del pico, el paro continuó como medida de protección para quienes prefirieron no volver a la escuela, cuestión que ahora continúa bajo la modalidad de un recurso de retención de tareas. En paralelo, siguen las asambleas por escuela y las acciones barriales y distritales, con concentraciones, semaforazos, etc; todas medidas favorables para darle continuidad a la organización por abajo.


Trottando de un lado al otro

A nivel nacional, los defensores de la “presencialidad cuidada” viraron su posición al calor del aumento de casos de Covid con su repercusión en el sistema de salud. Así, mientras en febrero se reunía con los lobbistas de AlasAulas, hoy el ministro Trotta “descubrió” que la actividad en las escuelas genera un nivel de movilización de personas inadecuado para una pandemia.

En el Consejo Federal de Educación, los mismos que dieron de baja el “semáforo epidemiológico” a principio de año, ahora acordaron criterios de riesgo epidemiológico a partir de los cuales, las clases en las grandes ciudades azotadas por el Covid deberían ser virtuales. Este acuerdo tuvo el voto favorable de todas las provincias excepto Mendoza y CABA, lo cual supone cierto aislamiento para Larreta.

De todas formas, por más decretos presidenciales o resoluciones del CFE que se emitan, el larretismo ya demostró que va a seguir en su posición, en la medida en que el gobierno nacional no tiene cómo imponerle sus condiciones. 

No aflojar

Esto ratifica que la pelea por el cuidado de la salud va a depender de la lucha que pueda desarrollar la docencia, movilizando al mayor sector posible de la comunidad educativa. Es importante insistir con esta idea, en momentos en que la intransigencia del gobierno porteño genera desgaste y dudas. Como contrapartida, la bronca por la situación no para de crecer: hay que redoblar los esfuerzos por organizarla. En ese camino, darle continuidad a las medidas por escuela y por distrito. Consolidar las experiencias colectivas por escuela, fomentando las asambleas y apuntalando delegadas y delegados combativos, que banquen la pelea. No dejar pasar ninguna muerte sin acciones de denuncia contra los responsables. En ese sentido, a la par de la denuncia a Larreta y Acuña por su responsabilidad política, apuntar los cañones contra los niveles en donde las decisiones se hacen operativas, apretando a las supervisiones con la movilización. Todo ello debe servir en dirección a retomar la iniciativa de conjunto para volver a golpear de lleno contra el gobierno de la Ciudad.

Facundo Palacios

Publicado en: 
Lunes, Mayo 17, 2021 - 22:15

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