Vanguardia Comunista frente a la Masacre de Trelew

Sábado, 15. Agosto 2015

El 22 de agosto de 1972, en la base Almirante Zar de Trelew, la dictadura de Lanusse fusiló a 19 guerrilleros presos del ERP, las FAR y Montoneros. Los militantes habían sido parte de la fuga del penal de Rawson una semana antes, por la cual lograron salir del país los principales dirigentes de dichas organizaciones.
El gobierno de Lanusse preparaba una salida política concertada con el PJ y la UCR, conocida como Gran Acuerdo Nacional (GAN). Fue la jugada de las clases dominantes para darle un cierre a la situación abierta por el Cordobazo y frenar el ascenso de masas en curso. Parte de ese plan incluía reprimir las experiencias de avanzada de la clase trabajadora y en particular a las organizaciones revolucionarias.
Reproducimos a continuación extractos de la nota publicada en no transar n° 113 del 31/08/72, bajo el título “Masacre en Trelew. La verdadera cara del GAN”. En ella queda planteada con claridad la línea divisoria con el enemigo, al poner el blanco en la denuncia de la actitud asesina de la dictadura que deja en segundo plano los debates con aquellos compañeros, no obstante lo cual los mismos no pretenden ser ocultados. Por otra parte, también refleja la línea partidaria de poner el centro de la lucha antidictatorial en la movilización de las masas, clave para enfrentar la política reaccionaria de la gran burguesía argentina aliada al imperialismo.
Junto con estas líneas, vaya nuestro homenaje a estos mártires de la lucha obrera y popular en nuestro país, que generosamente regaron con su sangre el camino de la revolución.

La salvajada de la dictadura proyanqui pretendió ser un escarmiento para todos los que persisten en su pelea y para todos los que se aprestan a integrarse a las filas del combate antidictatorial. Pero muy lejos de acallarse, la respuesta popular encontró rápido cauce en manifestaciones callejeras en muchos lugares del país, e incluso con huelgas obreras arrancadas a la burocracia, como en Córdoba. Esto es otra prueba irrefutable de la elevada conciencia política de nuestro pueblo, que no tolera esos desmanes en silencio.
La dictadura, como un ladrón tomado en falta, desencadenó un aluvión de medidas tendiente a ocultar su crimen. Convirtieron en delito la denuncia de asesinato y toda la propaganda de los grupos armados o de la actividad antidictatorial; exoneraron al rector de la Universidad del Litoral, quien exigió garantías para los detenidos en el sur; intervinieron la CGT de Córdoba por protestar frente a los asesinatos y prestar su local para velar allí los cuerpos de los caídos; implantaron una virtual censura de prensa que contribuyó a silenciar casi completamente a una prensa domesticada por los monopolios; lanzaron una campaña de acción psicológica tendiente a demostrar los “éxitos de la Revolución Argentina” y a enlodar a los mártires de la lucha popular. Y para continuar su macabra tarea, buscando impedir que el sepelio fuera un auténtico acto político antidictatorial, terminaron con los blindados y los caballos de la policía montada en medio del salón en donde se velaban los restos mortales de los guerrilleros, prosiguieron así cometiendo una tropelía tras otra, tapando un crimen con otra salvajada, ocultando sus mentiras con nuevas falsedades.
La verdadera cara del GAN, la represión fascista que le es propia, volvió a ponerse de manifiesto. Pero también la putrefacción de los partidos políticos colaboracionistas se puso en evidencia. Estos partidos contribuyeron a tapar los crímenes y a frenar cualquier respuesta combativa. Pedirle a la dictadura la “investigación” de los sucesos es convalidar desde ya la actitud de Lanusse y su camarilla. Rápidamente el coro colaboracionista fue repitiendo la misma letanía, tratando de aparecer al régimen como “excedido” en su respuesta a la “violencia subversiva”. El centro de todos sus pronunciamientos fue en todos los casos atacar a todos los que combaten a la dictadura militar.
Recordemos también el silencio de Perón sobre estos sucesos, y la declaración del Comité Nacional de la UCR que apunta centralmente contra la violencia de los de abajo, minimizando la desenfrenada represión de los de arriba. Incluso el falso PC volvió a agitar el fantasma del golpe fascista para oponerse a cualquier actividad. Algo común unió a toda esta canalla política: el miedo a la lucha de masas y el temor de que, colocándose circunstancialmente al lado de los que enfrentan a la dictadura, fueran golpeados por ésta y barridos por las masas a un tiempo.
Además, contribuyó a esto la conciliación del ERP con el peronismo, al permitir que se velaran los restos en la sede justicialista, dándole a esa dirección reaccionaria una carta de rehabilitación frente a sus bases y a las masas.
Este monstruoso crimen político deja varias enseñanzas. Queda en evidencia el carácter fascista y reaccionario de esta dictadura y de su proyecto político del GAN. Se demostró una vez más el carácter colaboracionista de los partidos políticos que están con el GAN y su complicidad con los crímenes dictatoriales. El camino de la lucha frontal y sin concesiones se ha probado como el único válido para hacer retroceder a esta jauría fascista. Hay que mantener la ofensiva en el terreno democrático, manifestar en las calles, reproducir nuevos tribunales antirrepresivos donde se juzgue a la dictadura y sus asesinatos de Trelew. Esta ofensiva es imprescindible para impedir que se someta a nuestros presos a condiciones de vida aún más insoportables.

Hoy podemos decir con más razones que nunca: ¡LA SANGRE DERRAMADA JAMÁS SERÁ NEGOCIADA! ¡CON LA LUCHA POPULAR, A LOS PRESOS LIBERAR!

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Sábado, Agosto 15, 2015 - 00:30

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