Declaración

La derrota del oficialismo en las elecciones es el resultado directo el desastre que deja el gobierno en términos económicos, con cifras récord en inflación y pobreza, con salarios y jubilaciones pulverizadas, con condiciones de vida cada vez más precarias. 

Sin embargo, la fórmula ganadora expresa lo peor de las clases dominantes en Argentina: un engendro neoliberal que reivindica la última dictadura rinde culto a lo más guerrerista del imperialismo yanqui y británico, en las figuras de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, exaltando el ejemplo de Israel en momentos que éste comete un genocidio contra el pueblo palestino. Éstos son los modelos de la “libertad” que pretende imponer en Argentina. El remedio es peor que la enfermedad.

Con estas referencias, el programa a aplicar tiene una línea de continuidad con los periodos de Martínez de Hoz, Menem-Cavallo y Macri. No es casual que muchos de los funcionarios que ocuparán puestos clave sean reciclados de aquellas experiencias desastrosas para nuestro pueblo. Nos espera un ajuste más feroz que el vigente, con una mega devaluación de la moneda, aumento de tarifas, recorte a las jubilaciones y demás medidas que hundirán el poder adquisitivo de las grandes mayorías.

Las medidas recientemente anunciadas de privatización de YPF y de todos los medios de comunicación públicos, junto con la desaparición de los ministerios de Salud, Educación, Trabajo y Desarrollo Social, son señales claras del rumbo abiertamente reaccionario y antipopular que pretende imponer el gobierno de Milei. 

La minoría evidente en que se encontrará el próximo gobierno en ambas cámaras del Congreso, así como la ausencia absoluta de gobernadores e intendentes de su partido, serán un primer escollo a resolver por el nuevo oficialismo. Sin embargo, la única garantía de oposición consecuente es la que sean capaces de construir las organizaciones del pueblo trabajador en defensa de las libertades democráticas y de los derechos conquistados, tomando las calles como escenario principal para derrotar el programa antipopular. Esta es la única garantía para enfrentar con éxito el ajuste en marcha. En esa dirección van las primeras convocatorias en lugares de trabajo, de estudio y en las barriadas para la deliberación popular, hacia el armado de un programa y un plan de lucha para imponerlo. Se destacan, por ejemplo, las asambleas convocadas en los medios públicos en defensa de los puestos de trabajo y para enfrentar la privatización. 

El movimiento obrero y popular tiene que intervenir en la situación que se abre. Lejos del derrotismo y sin esperar a que empiece a tomar medidas, hay que marcarle la cancha con decisión al gobierno entrante, cuya asunción será el 10 de diciembre, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos. Es una oportunidad para expresar la vocación popular de lucha contra el negacionismo y la impunidad a los genocidas, así como por la defensa del trabajo, del salario y los derechos laborales; por las jubilaciones y la ayuda social; por la educación y la salud públicas financiadas por el Estado; por la ESI, el acceso al aborto legal y todos los derechos de las mujeres y las diversidades; por la soberanía sobre el petróleo, el gas, el litio y todos los recursos naturales y estratégicos; por la plena vigencia de las libertades democráticas.

Convocamos a todas las organizaciones políticas, de Derechos Humanos, sindicales, sociales, estudiantiles y populares a preparar una gran movilización este 10 de diciembre que ponga en las calles este programa y que siente las bases para unir por abajo todas las acciones de lucha necesarias en esta etapa. Vamos por la conformación de un gran frente popular, patriótico y antiimperialista que le cierre el paso a los proyectos reaccionarios y potencie la intervención de los de abajo.

PRML 22/11/2023